¿QUE ESPERAR CUANDO NO HAY CREDIBILIDAD?

Pocas cosas hay en los diarios que Internet no haya adelantado días, horas o minutos antes. Hoy, en el diario LA NACION, salió publicada una columna de Juan Carlos de Pablo que no tiene desperdicio. Hace un repaso crítico y brutal sobre la realidad que vivimos, como llegamos hasta acá y que nos depara a los emprendedores y a todos aquellos que a pesar de todo, tenemos que seguir para adelante.

Imagino que muchos no lo leyeron y para mí, como dije antes, no tiene desperdicio.

paciencia

¿QUE ESPERAR CUANDO NO HAY CREDIBILIDAD?

Según el Poder Ejecutivo a partir de 2003 crecimos «a tasas chinas», y si no fuera por la crisis internacional hubiéramos seguido creciendo a ese ritmo. Soportamos la crisis mucho mejor que otros países. Todo lo cual sería evidente si los medios de comunicación no se empeñaran en sostener lo contrario.

La lectura profesional dice que aprovechando las inversiones de la década de 1990, la recesión que siguió al abandono de la Convertibilidad y una notable (y transitoria) mejora de los términos del intercambio, se infló la economía, se distorsionaron los precios relativos y se agotaron los stocks. Hubo reactivación, no «nuevo modelo de país». Dicha reactivación se agotó desde mediados de 2008 para el campo y sus satélites, y desde fines de dicho año para el resto de la economía.

Hay que tomar decisiones sobre la base de que, en el plano internacional, lo peor ya pasó, es decir, que no habrá colapso del capitalismo, desplomes bursátiles o corridas bancarias. La cuestión de la recuperación de la actividad económica y el empleo es otro cantar.

La decisión económica local está dominada por el hecho de que, en un país presidencialista y personalista como el nuestro, el Poder Ejecutivo perdió por completo su credibilidad. Me sorprendería que la pudiera recuperar, pero la historia y el sentido común sugieren que se trata de procesos irreversibles.

Sin credibilidad la vida sigue en el sentido de que continuamos comiendo, vistiéndonos, yendo al trabajo, las madres siguen enviando a sus hijos al colegio, etc. Por eso el PBI no es cero (no digo la tasa de crecimiento, el nivel). Pero el crecimiento, pero en serio, es otra cosa.

El crecimiento pero en serio tiene que ver con las fantasías y las ilusiones de aquellos seres humanos emprendedores, que cada vez que se sienten frustrados hacen algo para mejorar su situación: el tachero cambia su unidad, el pizzero pone vasos nuevos sobre las mesas, el productor de zapatos incorpora nuevas maquinas o introduce nuevos modelos, etc.

Lo que voy a decir es de perogrullo, pero muy importante. La acción, la asunción de riesgos, tiene que tener sentido para quien la lleva a cabo. La tragedia que desde hace algún tiempo padecemos en Argentina es que cada uno de nosotros siente que los recursos que tiene fuera del sistema económico son «suyos», mientras que los que tiene dentro del sistema son «nuestros» (resulta tragicómico escuchar a funcionarios, legisladores y dirigentes políticos, hablar -y actuar- como si mi pizzería fuera nuestra pizzería, reclamándonos encima que le agradezcamos que todavía podemos quejarnos).

Los finales de los gobiernos, particularmente cuando no hay credibilidad, generan languidez económica, no crecimiento sostenido. Dentro de lo cual, por situaciones particulares o sectoriales, puede haber mejoras y deterioros.

¿Qué hacer? Suicidarnos, es una alternativa; migrar es otra. El resto debemos concentrarnos en lo que sabemos hacer, sin contarnos cuentos en materia de mejoras macroeconómicas, sabiendo que esta crisis, como este gobierno, también van a pasar. ¡Animo!

Saludos

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