Sobre las parejas y el Matrimonio.

Desde hace tiempo, por distintas cosas, con mi mujer venimos hablando sobre separaciones, divorcios, infidelidades y todo lo vinculado a las peleas de pareja. Pareciera que a medida que uno va creciendo, esto que veíamos de lejos, empieza a acercarse y rodearnos rodeándonos de gente que vive estos temas.

El motivo de este post no esta relacionado con un tema puntual que conozca, pero si reflexionar sobre esos motivos que pueden llegar a ser los culpables de que se produzcan estos hechos, y en general creo, somos nosotros mismos quienes «inconscientemente» los provocamos.

Lo que escuchamos siempre son cosas como, “uh! no sabes, él se fue con otra… pobre fulana!” ó,  “se mataban todo el día, parecían perro y gato!” ó, “ella no lo aguantó más! se fue….”, ó “la plata los separó”, ó “puso el trabajo antes que a su pareja”, y miles de asuntos más.

Lo primero que veo, es que estas parejas ven lo que les sucede, una vez que pasó. Es como que el proceso lo viven como una ceguera permanente, o una “inconsciencia consciente” (parece contradicción, pero es no querer ver lo que tenemos delante). Es como soltar una pelota en el agua, y aunque vemos que de a poco se aleja, no hacemos nada por retenerla, y cuando nos damos cuenta que realmente la queremos, ya está muy lejos.

Hoy día hay muchas parejas jóvenes que no duran nada juntos, y creo que muchas de esas rupturas parten de haber invertido el orden natural de las cosas. Muchos de ellos confunden buen sexo con enamoramiento. Se pelean, sexo. Se levantan mal, sexo. No les gustó el café, sexo. Éste ejemplo es ridículo y exagerado, pero el conocimiento del uno por el otro, el escucharse, el crecer juntos, el desprenderse de cosas que me gustan por el amor que le tengo a la otra persona, nunca fue la prioridad y el basamento para construir algo nunca estuvo.

No soy ni cerca profesional de esto, aunque mi vida entera la viví enamorado. De cualquier cosa, pero enamorado.

Cuando una relación se inicia, siempre vivimos ese «deslumbramiento» por el otro o la otra. Luego de ese deslumbramiento llega el enamoramiento y luego, «LA ELECCION».

A pesar que yo creo que éste es el orden natural correcto, siento que lo más importante, lo que define a una pareja, es «LA ELECCION».

Y porque la elección? Porque en nuestro corazón, en ese momento que sabemos está ahí, es cuando definimos como queremos que sea nuestra vida juntos. De una u otra forma, nos planteamos un objetivo y delineamos un camino a transitar para llegar con éxito.

Claramente, ese camino que “dibujamos” como algo soñado, muchas veces dista de serlo, porque la vida misma conspira contra el amor, conspira contra esos sueños.

Yo soy de esos tipos que creen en el amor,  y que luchan día a día por el amor. Soy un convencido que AMAR significa sacrificar mucho, resignar mucho, dar mucho y siempre, pero siempre, no esperar nada a cambio.

Dios a mi me regaló esta bendición (a mi mujer y el Matrimonio), y aunque muchas veces discutimos y disentimos en cosas, los dos sabemos que “LA ELECCIÓN” que hicimos y hacemos, es la que nos hace felices. Ver a nuestras tres hijas, hace no solo que me sepa padre, sino que me permite ver el verdadero fruto de nuestro amor. No debemos confundir las cosas, yo me casé con mi mujer y no con mis hijas y a quien le debo fidelidad y sacrificio es a ella.

Cuando menciono lo del sacrificio, lo que dejamos por el otro, es una de las cosas que a veces los recién separados se aferran como para tener una razón o justificativo de esa decisión.

Hablando sobre estos temas con Juan Pedro (muy amigo mío y además  sacerdote), él me decía de la importancia de la individualidad de las dos  personas que forman la pareja. Ambos somos personas individuales, cada  uno con sus propios intereses. Los dos libremente, elegimos vivir juntos  (como matrimonio) y como fruto, tener hijos. Él puntualizó sobre lo  importante que es, aunque no lo veamos ahora, que cada uno pueda hacer  algo “egoísta” que me haga crecer a mi como persona. Esto me hará crecer y  me fortalecerá para continuar construyendo mi vida de pareja. Si los dos lo  hacemos, se convierte en un coctail imbatible. Y ese matrimonio, Fuerte,  Sólido, Alegre, Desprendido, Generoso, hará que todo ese camino, más allá  de las dificultades, sea un camino de alegría.

Cómo resumen de esta catarata de ideas que se me cayeron, quiero hacer  unas sugerencias que las pienso para mi diariamente. Enamorate todos los  días de tu pareja, Sorprendéla con regalos, Escuchála, dale muchos besos,  mimála. Todo lo que hagamos y todo lo que más nos cueste, sin duda va a  volver con intereses.  Siempre lo que más nos cuesta, es lo que más nos  premia a la larga.

Hasta la próxima.